La observación y el diagnóstico psicomotores
Los dos elementos de control o evaluación de situaciones, procesos o resultados con los que cuenta la intervención psicomotriz son la observación psicomotriz y el diagnóstico (balance) psicomotor.
La observación psicomotriz, si pretende ser organizada y sistemática, ha de estructurarse a modo de registro de los diferentes parámetros psicomotores. De este modo se pretende analizar en la actividad de cada niño (Arnaiz y Lozano, 1996):
· Su movimiento: los tipos de movimiento (balanceos, giros, caídas, marcha, carrera, saltos, gateo, trepa...), la calidad de los mismos (coordinados, armónicos, rápidos, circulares...), la implicación de partes del cuerpo (tronco, cabeza, brazos, piernas...), la postura (de pie, tumbado, sentado, agachado. en equilibrio...), la tonicidad (relajado, elástico, hipertónico...) y cuando y cómo manifiesta placer (sonríe, llora, grita, gesticula, verbaliza...).
· Su utilización del espacio: qué lugares ocupa en las diferentes fases de la sesión (inicial, central y final).
Su utilización del tiempo: duración de cada una de las actividades que realiza y de la ocupación de los diferentes lugares.
· Su relación con los objetos: qué objetos utiliza (bancos, colchonetas, telas, cojines, aros, pelotas...) y cómo los utiliza (explora, guarda, mira, retiene, comparte, quita, golpea...)
· Su relación con los otros: cuál es su actitud ante el juego (participa, propone, acepta...), cómo es su relación en el juego (solitario, en pareja, en grupo reducido...) y cómo es la relación con el adulto (aceptación, búsqueda, provocación, agresión, colaboración).
Una observación continuada establece una línea de evolución de los sujetos que participan en la intervención, e igualmente permite comprender las diferencias y peculiaridades de cada sujeto.
El diagnóstico psicomotor, entendido como una prueba o conjunto de pruevas que pretenden evaluar el desarrollo psicomotor del niño o sus competencias motoras viene siendo utilizado desde los inicios de la psicomotricidad (Berruezo, 1999a). La primera prueba verdaderamente de evaluación psicomotriz es la de Ozeretsky (1936) que fue revisada y adaptada por Guilmain (1948), autor del primer examen psicomotor. Posteriormente surgen pruebas encaminadas a la valoración de determinados aspectos del desarrollo infantil, que inciden en la importancia de la organización psicomotriz, tales como el test de imitación de gestos de Bergès-Lézine, la prueba de ritmos de Mira Stambak, el análisis del comportamiento de Wintrebert, los test de imitación de la motricidad facial de Kwint, los cubos de Kohs, el test de la figura de Rey, etc. Tras todo esto empiezan a proliferar los balances psicomotores, como el de Picq y Vayer, que elaboran un perfil, con puntuaciones en términos de edades relativas correspondientes a los distintos aspectos psicomotores, medidos mediante diversas pruebas. En la actualidad la oferta es variada y unos exámenes se diferencian de otros por la mayor o menor incidencia de las pruebas en determinados aspectos.
Veamos a continuación rápidamente algunas de las pruebas existentes para la medida del desarrollo psicomotor, deteniéndonos en una de ellas:
Batería Ozeretsky de motricidad infantil. Su propuesta data de los años 30 en que elaboró una serie de tests para medir la aptitud motriz de los niños. Puede ser utilizada por niños de 2 a 14 años. Los resultados configuran una edad motriz y un cociente motor que se obtiene de relacionar los resultados con la edad cronológica.
Observación psicomotora de Da Fonseca. Se trata de una batería de observación psicomotriz basada en sus estudios sobre el funcionamiento psicomotor del niño y la teoría de Luria sobre los niveles funcionales del cerebro. La batería está pensada para niños de 4 a 14 años y se estructura en siete áreas diferentes de observación que se corresponden con los elementos presentes en su descripción del sistema psicomotor humano (1998):
- tonicidad;
- equilibración; - lateralización;
- noción del cuerpo;
- estructuración espaciotemporal;
- praxia global;
- praxia fina.
· Balance psicomotor de Soubiran-Mazo. Surge de la experiencia iniciada con Ajuriaguerra en el laboratorio de psicología del hospital Henri Rouselle de París. Han intentado estructurar una batería compuesta por pruebas simplificadas, que requiera poco material y poco espacio para su realización. En conjunto resulta, por la cantidad de pruebas que incluye (más de veinte), una de las más completas.
· Examen psicomotor de Picq y Vayer. Se trata de una de las pruebas más utilizadas por su rapidez y lo amplio de su exploración. Esos autores prepararon un examen y un perfil elaborado con tests ya existentes, creados por otros (Ozeretsky, Stambak, Head, Bergès), configurando así un balance que incluye la valoración de los siguientes aspectos:
coordinación dinámica de las manos;
- coordinación dinámica general;
- equilibración;
- rapidez;
- organización del espacio;
- estructuración espacio-temporal;
- lateralidad;
- sincinesias, paratonía;
- conducta respiratoria;
- adaptación al ritmo.
Los resultados de las diversas pruebas se plasman en un perfil que manifiesta el estado del sujeto con respecto a su edad correspondiente, los aspectos en que su desarollo es normal o elevado, frente a los que se encuentran en fases anteriores a las que se ajustan a su edad.
Para niños de dos a cinco años describen una versión algo reducida a la que llaman examen psicomotor de la primera infancia. Las pruebas son seis:
- coordinación visomanual;
- coordinación dinámica;
- control postural (equilibrio)
- control del propio cuerpo;
- organización perceptiva;
- lenguaje.
¡VAMOS A JUGAR!
Titulo: “Como dice el tambor”
Nº de participantes: Todo el nivel
Espacio físico: Sala de clases o salon.
Material: Un tambor u otro instrumento musical, o bien puede golpear la mesa utilizando las manos.
Objetivos: Lograr con los parvulos, que coordinen, con presicion y eficiencia sus habilidades psicomotoras.
Descripción:
Los niños pueden estar sentados en el sueño, y la educadora toca un ritmo en el tambor, luego se lo pasa a uno de los niños/as, y este deberá imitar el mismo sonido. Todos los niños deben estar muy atentos, ya que es al azar, por lo que ellos no sabrán a quien le toca.
“EL TRABALENGUAS DE LOS ANIMALES”
OBJETIVOS
- Imitar diferentes animales.
- Ser capaces de pensar y decir las frases correspondientes.
MATERIALES Y RECURSOS
Ninguno.
DESARROLLO
Los niños se sentarán en corro (si son muchos podemos hacer dos corros). Un niño o la maestra empezará: pensará un animal y dirá:
“Esto es un…pato” y hará el gesto del pato, a lo que el niño contestará:
“¿esto es un pato?”, y hará el gesto. La maestra volverá a decir:
“un pato es” y así continuamente de niño en niño y con los animales que vayan eligiendo.
“¿QUIÉN SOY?
(20 min)
OBJETIVOS
- descubrir las posibilidades de comunicación corporales mediante la mímica y ser capaces de expresar y de imitar con gestos.
- Reconocer diferentes animales a traves de sus movimientos.
MATERIALES Y RECURSOS
Tarjetas de animales (bits).
DESARROLLO
Utilizaremos esta vez tarjetas para imitar a los animales. Nos sentaremos en corro y la maestra irá sacando diferentes dibujos de animales. Los niños, mediante la técnica de la mímica, es decir sin hablar ni hacer ruido, tendrán que imitarlos (cómo se mueven y actúan…).
Será conveniente que los animales estén sólo dibujados. De esta manera, al terminar la actividad, los niños podrán elegir el animal que más le haya gustado y pintarlo con gran motivación.
VARIACIONES DE LA ACTIVIDAD
En una sesión anterior podemos pintar los diferentes animales que más nos gustan o buscarlos en Internet.